lunes, 15 de febrero de 2010

14/02/2010

El lugar se obscureció por un instante eterno.
El monstruo salio de su cueva,
por un instante eterno volvió a intentar devorarme
volvió a alimentarse de mis ilusiones,
a alejar mis soles
cambiándolos por tristes y solitarias lunas.
Aparecía reflejado en mí caminar
por un instante eterno
mis pasos dejaban las huellas de él
marcadas en el alma
de los soles que estaban iluminando
aquella obscuridad que creía y deseaba tan lejana.
Ese instante eterno fue solo un mal sueño
que volvió hasta mi
para que el olvido recuerde
que el monstruo descansa pero no duerme,
para que el olvido recuerde que mi seguridad es su fortaleza,
que mi temor es su debilidad.

Mileva

No hay comentarios:

Publicar un comentario