domingo, 15 de agosto de 2010
Esperandome,
anhelandome,
tanto como yo a ella.
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La espiral gira...
el destino,
sus deceos,
Dios o Satanás,
vuelven a unirlos.
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Ella lo sabe fiel,
a su oido,
palabras,
hombro,
a su cuerpo y su deceo.
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Él simplemente la sabe a ella gritandole que ansia el encuentro,
que su cuerpo necesita cobijarse en el suyo.
Lo sabe buen médico,
lo conoce capaz de sanar los golpes.
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El adios ella no lo habla,
no lo escribe,
ni lo imagina
por que no lo espera.
El adios de él solo lo supongo...
Mileva
Tantos proyectos que fueron tan palpables,
que los sentí tan cerca…
ahora se derrumban.
Lentamente van desapareciendo de mi vista,
como una pluma que va cayendo por un abismo…
Entonces
Entonces
intento encontrar esos momentos exactos en los que repito los errores de mi pasado,
una y otra vez.
Mis sentidos viajan al pasado,
vuelven y sienten que cada error que aparece distinto pero repetido,
lástima más que el anterior.
Cicatrices tan claras y profundas no son invisibles a los ojos del mundo de afuera,
Cicatrices tan claras y profundas no son invisibles a los ojos del mundo de afuera,
quizás él mismo se coloque la venda
por ser tan cobarde como yo soy para enfrentar las torturas,
de ese torturador al que me le entregue declarándome inocente,
después de la sesión me suplico no dejar que mis ojos vuelvan a verlo
y mis labios traidores le dan una sonrisa
y se cierran para no gritarle al mundo los sucesos de adentro…
Mileva
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