Como en un cuento, sintió haber encontrado su príncipe azul...
Cada vez se hacían el amor como si fuera la primera vez, conociéndose el alma toda y la piel completa. El corazón inundado de cicatrices parecía sanarse y la esperanza era parida con cada caricia.
Cada vez se hacían el amor como si fuera la ultima vez intentando llevarse el aroma y el sabor del otro, atesorando las miradas que se contaban secretos en silencio.
Pero la realidad les golpeo la cara y una vez más la soledad le contó a los gritos que los finales felices solo están en los libros y que son utopías que no se alcanzan. La soledad le volvió a gritar que la vida te da solo para quitarte...
Entonces con lágrimas y el pecho vacío por haberle dejado el corazón de obsequio escucho su adiós y la soledad la abrazo fuerte y se burlo de forme cruel de que solo la acompañara el recuerdo de los momentos juntos y la sensación de no poder borrar ya jamás las caricias de su piel y su alma.
Mileva
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