que contaminaba mi caminar
y mis actos...
Tan espeso que no me permitia ver futurofue alejado por aire limpio y puro
que exhalaron mis pulmones
contándole a la vida
que quiero vivirla.
Ese mismo humo
hoy lo ciega y lo contamina a él
disfrazado de desconfianza.
Aquella tarde la esperanza
vino a visitarnos...
nos contó el secreto:
"dar vuelta la página".
Le creí,
la quise,
pero sus ojos obscuros por el hollín
no pudieron, a pesar de oirla, verla
y sus dedos pesados
por el peso del desengaño
no pueden pasarla
y continuar leyendo
nuestro mañana limpio.
Mileva
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