miércoles, 10 de febrero de 2010

MALUQUEANDO



A principio de diciembre, después de haber sido despertados como a las 5:00 de la mañana decidimos, para sorpresa de todos y de nosotros mismos, viajar a dedo hasta Rosario del sur. Queríamos dejar la huella de nuestra magia y nuestro arte por allá.
Ella nos esperaba, a mi y a mi amiga de a ratos, amigo por momentos, aún sin saber que íbamos a su encuentro, esplendida.
En aquel lugar me conocí un poco más, extrañe este lugar en un extremo del país, eligiendo cobijarme mientras elijo estar lejos de mi querida capital (…“¿qué será Montevideo tan querido y tan lejano. Qué será de sus candombes y toditos mis hermanos?”…), fui un poco más libre y más niña, tuve una orgía con el río que atraviesa a Rosario…
Ahora ya de vuelta en Rivera no estoy segura (aunque creo que si. Los duendes se mostraron para nosotros) de si logramos nuestro objetivo. Lo que si se es que yo me traje la magia de esa ciudad y también, también su arte…

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